El artículo entero puede leerse en Schneier on Security: Risk of Knowing Too Much About Risk y merece la pena destacar que las personas que más creen controlar o conocer los riesgos pueden cometer errores o tomar decisiones no adecuadas basadas en una confianza o conocimiento de la situación que puede no ser tal.
El miedo es una fuerza poderosa y con temor la toma de decisiones puede producir resultados nefastos.Por lo que parece, nuestro cerebro procesa el riesgo de dos maneras diferentes y complementarias:
- La primera es intuitiva, emocional y basada en la experiencia. Tratamos de mitigar aquello que tememos o que no podemos controlar, basados tanto en la experiencia como en la intuición de lo que puede pasar. Este parece ser un mecanismo de supervivencia evolutiva. En presencia de incertidumbre, el miedo es una valiosa defensa. Nuestro cerebro reacciona emocionalmente pero sin realizar un análisis objetivo del riesgo potencial.
- La segunda forma en mediante el análisis de riesgos: la utilización de probabilidad y estadística para anular, o por lo menos priorizar nuestro temor. Es decir, nuestro cerebro juega de abogado del diablo con su primera reacción intuitiva, y trata de justificar las probabilidades reales de que pase algo para tomar una decisión final.
Lamentablemente para nosotros el análisis de riesgos no es la parte que gana. La intuición o el miedo pueden abrumar fácilmente a la parte analítica, especialmente cuando nuestro cerebro en situaciones de miedo recupera imágenes grabadas en la memoria sobre catástrofes, accidentes o experiencias desagradables que quedan más fácilmente almacenadas por la memoria emocional.
Para reflejar este hecho, se realizó un estudio sobre las causas con mayores probabilidades de muerte que representa la imagen superior. El tamaño de cada círculo representa el riesgo relativo de morir por la causa enumerada. Una de cada cinco muertes es por enfermedades del corazón. El infarto cerebral es un círculo alrededor de un tamaño cinco veces menor que la enfermedad de corazón. Los círculos más pequeños siguen documentando otras causas de muerte más raras y menos frecuentes. El círculo más pequeño en este mapa es la muerte de accidentes con fuegos artificiales, un destino sufrido por una de cada 350000 personas, representado por unos pocos píxeles en la pantalla. Nuestro cerebro empieza a ignorar los riesgo que son solo éso, dificiles de ver o comprender. Pero lo importante es que aunque nuestro cerebro los ignore, siguen estando ahí, con su probabilidad intacta y por tanto, deben ser también gestionados.